
Otra tarde más en esta oscura prisión. Oprimida. Inamovible. Desgastada. Dicen que eres como una droga. Mi droga. Vivo enganchada a ti y parece que jamás tengo suficiente. Necesito más, y más y más. Esnifar tu hedor a hombre. Pincharme cada una de tus hirientes palabras en mis venas. Soy una yonqui de tu voz cada vez que me susurras al oído que me quieres, mientras pierdo alguna lágrima no confesada que habla de ti. Y Lo más desesperante es no querer desintoxicarme. Mi corazón quiere morir contigo, mientras que mi alma y mi cabeza piden a gritos auxilio. Que me mate tu cuerpo, tu olor, tu voz, tus besos... tu veneno.